31 de mayo de 2009

Golpe.



Y sigo aquí, más muerto que vivo. Sigo construyendo castillos de cartas en un barco que no para de zozobrar. Nunca fui de los más valientes, pero admito que ahora he mejorado como persona, y como animal humano que se supone que soy. Puedo mirar a los ojos y ver a que me enfrento, pero todavía salgo perdiendo.
Lamento heroico. Siempre a contracorriente y, obviamente, estancado en el mismo sitio. Ahora me siento a descansar y a llorar la pérdida, luego me levantare y.
Mis dulces amigos, son ahora los guardianes de mi soledad. Aquí, en el imperio de mi ilusión, ha nacido una blasfemia. Ni Dios ni Reina a quien pedir cobijo de la lluvia de cristales. Sangro y me arrepiento de hacerlo, no debo malgastarla.
Bueno, es culpa mía, por no ser lo suficientemente maduro como para poner fin a las cosas que ya se han acabado. SENTENCIADO.