24 de julio de 2010

Buscando las palabras

Es curioso, llevo días que siento una necesidad imperiosa de escribir, mi cabeza arde en deseos de crear y lo hace, vaya si lo hace. Miles de historias y de reflexiones nacen dentro de mi, y no es por resultar pedante, pero muchas de ellas son tan increíbles que me extraña que vengan de mi. Lo malo es cuando las quiero compartir, parece que las palabras me han abandonado, parece que el don que un día hizo amago de crecer se ha extinguido casi por completo. Pero bueno, ahora tengo tiempo, el reloj está de mi lado, junto que un poco de brebaje mágico, vamos a ver que puedo contaros de nuevo. A veces me gustaría sorprenderos con algo nuevo, algo que no supierais de mi, o si más no, escribir algo que no fuera siempre lo mismo.

Es Sábado por la noche, si fuera un Sábado cualquiera seguramente estaría acompañado, en la calle o más probablemente llevaría una o dos copa de más. Hoy no, los elementos se han conjurado para crear una total isolación. parece que no hay mundo a mi alrededor, eso, o han espejado mi interior hacia fuera. No sabría que palabras elegir para definir mis emociones, quizás lo más adecuado sería decir que tengo un crisol en mi interior y que algo se esta forjando. No lo se, además, las palabras no son lo mío ultimamente.

Quiero pensar que estar solo un tiempo me podrá ayudar a saber que debo hacer. Tengo ganas de encontrarme cara a cara con mi yo, ese que siempre me esta susurrando cosas que a menudo no quiero oír, ese maldito cabrón que me llena de inquietudes...Y es que cada vez más siento que el tiempo se va volando y que yo sigo siendo el mismo, que no he cambiado, es como si me sentase en una esquina a ver como los demás crece, germinan y dan sus frutos. No puedo evitar pensar que yo soy una de esas semillas que se acaban ahogando y nunca crecen. Supongo que todos hemos perdido la fe en algún momento.

Pienso una cosa y hago otra, escribo de una cosa y acabo hablando de otra, es como si todo fuera a la deriva ultimamente. No encuentro las palabras, igual que tampoco encuentro el Norte. Más que crecer y avanzar parece que esté sufriendo una gran regresión, supongo que para lograr mis objetivos necesito algo más que buenas intenciones, bueno supongo que siempre necesito algo más, o no, no lo se. Supongo que solo necesito despejarme un poco.

8 de abril de 2010

Sinceridad

Creo que ha llegado el momento, dados los días que corren, de hablar claro, de sacar la basura. Cuando veo sueños a través de fotos, cuando hablo de sitios que nunca he visto, cuando ardo en deseos de salir de mi escenario, lloro, a veces por dentro, pero lloro, y más amargamente de lo que me imaginaba.

No quiero parecer egoísta o malcriado, pero siento que necesito experimentar con algo nuevo, dejar de ser esa persona plana y sencilla, quiero enriquecerme, viajar, llevar a cabo algunos de mis muchos sueños. Pero la cosa es esa, no se puede, no hay medios, y por mucho que lo intente, siempre acabo en calles sin salida. Y entonces, ante la impotencia, me siento y vomito un poco de amargura.

Y en mi porvenir, solo miedo y mugre. Sin zapatos y un camino de cuchillos. El amanecer sigue siendo doloroso, ¿Recuerdas?


24 de febrero de 2010

Polvo de sueños.


Siempre es difícil empezar a contar una historia, siempre me es difícil empezar a escribir, supongo que por eso muchas cosas se han perdido, y muchas publicaciones han dejado de florecer. Es hora de romper con este hábito, y, una vez más, hacer acopio de fuerza de voluntad.

Últimamente todo parece marchar a toda máquina hacia el futuro, de una manera tan rápida y tan perfecta, que aveces piensa que es ajena a lo humano, ajena al hombre, y tan cercana a Dios, o a como deberían ser las cosas en caso de que un ente superior a nosotros existiera. Pienso en mi futuro con fervor, con esperanza, con pasión, pasión intacta, igual que la del primer día, es admirable.

Los hechos se suceden uno tras otro, como más avanzo, más me doy cuenta de mis carencias. Al principio, como era habitual en mi, decidí mantenerme igual, esperando que viniera algo y lo cambiara. Pero no vino nada, simplemente yo cambié, un gran paso, y reconozco que debería haberlo tomado tiempo atrás. Problemas, baches, cosas, llámalo como quieras, trivialidades de álguien tan derrotista como mi antiguo yo.

Poco a poco fui viendo lo que se convirtió en mi más gran herida. Lejos de mis autoinfligidos castigos, de mis torturas psicológicas, de mis caídas y de todo lo que me ha caracterizado a lo largo de mi paso por la adolescencia. Era algo tan ajeno, tan distante a eso que siempre creí que me perseguiría toda la vida, algo tan frágil, tan puro, tan humano.

Cuando tus lágrimas dejan de caer sobre tu piel, cuando ves que efectivamente no eres tu el que llora. Levantas la vista y lo ves, ves el sentimiento que florece de dentro de aquello que amas, ves la expresión. Algo tan puro, casi prohibido. Una belleza atroz, capaz de atraparte y llevarte a lo más profundo de su ser, y es ahí, el único lugar, donde eres capaz de provar un dolor que no es el tuyo, y saborearlo, y vivirlo, y odiarlo.

Cando has llegado a ese punto, de resurrección personal, de volver a sentir la sangre caliente dentro de ti es cuando todo empieza. Una encrucijada que junta dos caminos, una encrucijada donde se juntan dos caminantes. Pero uno no puede seguir al otro, lo retrasa, no es un lastre, pero hace que el otro pierda la esperanza de lograr sus metas, le dificulta el avance. Pero siguen el uno junto al otro, están unidos. Pero el que va lento no puede evitar sentir un peso en su consciencia, y porque no, frustración (Ah! si me pagaran por todas las veces que he escrito esta palabra). ¿Por qué frustración? Antes de salir a caminar, ha llevado a cabo un largo y tedioso entrenamiento, ha dejado atrás todos sus prejuicios, y al salir no se llevó el desanimo con el, pero parece que las fuerzas no cubren las expectativas iniciales, parece que el trabajo no ha dado los frutos esperados.

Tampoco quiero sentarme en una silla a esperar. Es impensable existiendo tu. Tampoco quiero hacer que te sientes, si algo es capaz de enamorar, es la fiereza de tu alma, la autenticidad del sentimiento. La revolución que sucedió, todo lo que nació. Una alma perdida que recobró la fe, aun es temprano para desistir, siempre sera temprano para desistir, pero cuando no veo una sonrisa, es como caminar contracorriente.

12 de febrero de 2010

The Sandman.

"Demonio: Muy bien. Yo muevo primero... Soy un lobo solitario, merodeador, asesino.
Sueño: Soy un cazador, a caballo, caza lobos.
Demonio: Soy un tábano, enemigo de caballos y cazadores.
Sueño: Soy una araña de ocho patas, comemoscas.
Demonio: Soy una serpiente, devora arañas, venenosa.
Sueño: Soy un buey, pesado, aplasta serpientes.
Demonio: Soy un antrax, bacteria destruye vidas.
Sueño: Soy un mundo en el espacio, dador de vida.
Demonio: Soy una nova que explota... quemando mundos.
Sueño: Soy el Universo... abarco las cosas, abrazo la vida.
Demonio: Soy la antivida, la bestia del juicio. Soy la oscuridad al fin de todo. Fin de universos, dioses, mundos... de todo.
¿Y qué serás tú, soñador?
Sueño: La Esperanza
Demonio: Oh, pos yo soy, sss, yo... yo... no lo sé.
  • En Sandman #4: "Una esperanza en el Infierno"

Hoy no es mio, pero me apetecía mucho ponerlo.

29 de enero de 2010

Una flor podrida dentro de una jaula.

Pasa el tiempo, cambia la gente de mi alrededor, el paisaje envejece, y el tiempo pasa. Muchas cosas han cambiado desde la última vez que me decidí a escribir. Para bien o para mal, he ido avanzando. Mientras caminaba me he ido alimentando de vanas esperanzas, y como una flor a la que riegas demasiado, me he acabado pudriendo por su culpa.

Un viejo reencuentro con los viejos amigos, la frustración. Frustración, o mejor dicho, no saber aceptar los límites personales e intentar ir más allá. Puede que consigas superarlos, pero no todos son aptos para ello. Otra vez, una detrás de otra, otra batalla hasta la extenuación, otra súplica, quiero sentirme vivo, quiero respirar, necesito romper mis grilletes. Todo esto ha sido el humo que desde siempre ha emborronado mi visión. Solo cuando te das de bruces contra el suelo eres capaz de ver lo que tienes delante, la descompuesta realidad. Es solo cuando estas en un charco creado por tu propia sangre cuando te das cuenta, no solo se vive de aspiraciones, ya no es tiempo para los soñadores.

Revivo el dolor visceral del despertar, la opresión, y la desesperación. Cuando te cogen por los tobillos no puedes andar, solo tienes una salida. Y te quedas sentado, cada día sientes que esa fuerza se va, como si nunca hubiera existido, pierdes la pasión por sentirte humano, y acabas convirtiéndote en una máquina, sin emociones, sin sentimientos. La presión, la depresión, la agonía, aveces debes cargar con todo, aveces esas emociones no son tuyas, pero debes cargarlas, los lazos de sangre te unen a ellas.

Hay un gran desorden, una conmoción. Las palabras mismas se confunden. Ahora toca cargar, y no aspirar a ir más allá del borde. Toca aceptar, claudicar. Aceptar la derrota. El despertar de mañana queda lejos, ni si quiera hay fuerzas para disipar la neblina de mi alrededor, solo queda contemplar el dolor, ni siquiera la imaginación se atreve a volver.

Y el anochecer, entre gritos y golpes, con el estomago abierto, las vísceras esparcidas por la pared. Sangre y piel son la manta que me arropa. Desmembrado, ciego, estropeado.