20 de abril de 2009

Sueño de Primavera.

No negaré que deseo la muerte en cada paso, o un amanecer en tus brazos. La brisa amanece cargada del aroma de las flores, en el suelo, acosadas con el rocío, yacen las hojas suicidas de las plantas mas hermosas. Ira pasional, una tempestad en los corazones de la gente. Los mas dichosos tienen el privilegio de bañarse en la sangre de sus amantes llorosos, desdeñando la fragilidad de un alma de amador.
Las flores cortadas no viven eternamente, lo mismo pasa con las esperanzas de los hombres. Al principio, feroces y seguras, brillando como la juventud de un día soleado. A medida que pasa el tiempo, decae, se agacha, y con la mirada perdida, deja paso a la oscuridad. Al día siguiente, otra vez. Todo es un ciclo. Las flores son únicas e irrepetibles, no puedes disfrutar de ellas eternamente. Se caen y se pudren, volviendo a su origen.
Entonces las calles ya no relucen, los balcones no deslumbran. Ya no hay brisa ni fragancia. Solo una yerma visión de la nada, donde día a día vives. Eso es la pasión, un instante, una chispa, algo que si te alcanza, te quema. Cuando quedas preso de sus llamas ya no puedes volver a ser el mismo. Te ha dejado desnudo a los ojos de los demás.
Las emociones a las personas son como la hiedra a los arboles, tarde o temprano, acaban asfixiando las. Antes que eso pase, debemos caer con todo nuestro esplendor, antes que marchitar nos en una rama ahogados de inmundicia.