3 de noviembre de 2008

Al hermano.

Como dijo Rynosuke Akutagawa en su carta de despedida "Ahora que estoy listo, encuentro la naturaleza más hermosa que nunca, paradójico como suene."

No ha sido el único, es algo realmente extraño, sin explicación aparente, pero es algo gratificante. Llenar los pulmones de aire frío, pararte a escuchar las hojas...Cuando un día te levantas, y sientes que no puedes abandonar tu lecho, es que algo ha cambiado dentro de ti, hay una llamada que te indica lo que debes hacer.


Muchos han sido los que ya han partido, y muchos los que aun están haciendo el equipaje. No estamos solos, hay muchos que piensan como tu. Ha dejado de ser una opción y ha pasado a convertirse en algo por lo que vivir, es realmente paradójico, pienso en ello todo el día, en como y cuando debería hacerlo. No se si entristecerme o alegrarme.

Se que en algún lugar del mundo tengo un hermano que se siente como yo, desde aquí le compadezco.

2 de noviembre de 2008

.

Otra vez nos volvemos a encontrar, las letras y yo, otra vez acudo al mismo sitio a llorar escondido detrás de caracteres negros, que a modo de mapa muestran mi interior.

Ha pasado mucho tiempo, muchísimo, desde que sentí este miedo atroz, un miedo sin parangón, ahora que tu ya no me cobijas, que he dejado de sentir tu carne, a probar solo el viento. Vuelvo a tener frío, mucho frío, he perdido el apetito y las ganas de hacer cualquier cosa. Ese aliento que tenia, y que con duro trabajo conseguí, se va. No lo puedo soportar, me maldigo una y otra vez, porque no entiendo la situación, escapa a mi control. No se que hacer, que decir, ni donde ir, desgraciadamente estoy solo, es lo que siempre se dice y que casi nunca es verdad, casi nunca...mierda, soy la excepción.

Esperar, solo puedo esperar, cada minuto que pasa es peor que el anterior, muero por dentro, solo puedo quedarme tendido en la cama, ajeno a que el mundo sigue fuera, esperando esa respuesta, que tanto me hace pensar. Dios, nunca imaginé que me podría pasar, y que estaría tan asustado, que ni siquiera puedo salir al mundo exterior. Es comprensible, se va mi vida, se va lo que un día hizo que me quedara aquí, algo demasiado importante por lo que merece la pena luchar. Una lucha que me deja exhausto, una lucha en la que solo hay vencidos en mi interior.

Es como si intentara coger agua con las dos manos, siempre se acaba escapando entre los dedos, y lo único que queda es la humedad de lo que antes allí sujetabas. Lo miras, y ya no ves nada, solo puedes recordar, y llenarlo de lágrimas.