31 de mayo de 2011

No hay camino en los pies

Siempre he pensado que el camino que recorre una persona en su vida se parece a la raíz de una planta. El ser humano es la parte visible, la parte recorrida no es un camino uniforme. Hay muchas bifurcaciones que se extienden por toda la tierra, algunas de ellas muy pequeñas y otras mas fuertes, capaces de convertirse en una arteria principal.

Estas ramificaciones no son uniformes ni responde a los mismo estímulos. Algunas no crecerán más, otras serán cercenadas, otras morirán de inanición y otras simplemente desaparecerán en la misma tierra. Todas ellas por eso, conforman el cuerpo de la planta y hacen que crezca fuerte o que por desgracia, sea un brote enfermo. No hay día que no pregunte cómo crezco yo.

Es cierto que toda planta necesita agua, luz y una buena tierra para que tanto ella como sus raíces crezcan sanas y fuertes. Pero eso no es todo. Las plantas más bonitas siempre son aquellas que son cuidadas con amor y palabras. La técnica nunca lo es todo.