19 de diciembre de 2008

Ciclo.

Más, más adentro, hunde lo más. Destrózame, desgárrame. Quiero ver con mis propios ojos como te empapas con mi sangre, quiero verte recubierto por mis entrañas, quiero oír como te ríes. Venga, hunde lo hasta el fondo. ¿Ahora tienes miedo? Ya no hay marcha atrás, solo un cadáver destrozado y un charco de sangre. El frenesí se aposentado en las paredes en forma de lluvia carmesí. La locura ahora son pedazos de carne distribuidos como un mosaico enloquecedor de vísceras y tejidos. Vaya, se me fue la mano.

Y se acabó, me quito la ropa vieja, sucia, y la cambio por otra nueva, sin manchas. A seguir un día mas, para morir otra noche en el mismo sitio. Me preparo para el destino, para llegar a mi altar donde otra vez voy a ser despiezado metodicamente por una nube negra sin forma, babean te y con mil miradas distintas. Aunque no todas las muertes son iguales, aveces le tiembla el pulso, otras juega como lo hace un león con su presa, otras se lanza enloquecida. Pero, que mas da la forma, el resultado es el mismo, el mismo cuerpo, la misma sangre. Y otro día más.




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