12 de febrero de 2013

Ángeles sintéticos

No eras su hijo predilecto, si alguna vez tuvieron alguno. Te quisieron igual que a tu hermana, te dieron una infancia feliz. Te inculcaron sus valores, te educaron cuidadosamente, dieron rienda suelta a tu imaginación y te ayudaron a forjar tu yo del mañana.

¿Qué cojones salió mal en todo este proyecto? Bueno, nada la verdad. Llevo tiempo buscando una explicación y nada parece más acertado que el azar. Todos tenemos una parte de creación propia, escrita en los genes y bueno, la mía debe ser negra como la noche.

Qué quiero decir con estos dos primero párrafos vacíos con las mismas palabras de siempre, simple, una reunión con unas viejas amigas. Esas que siempre me daban paz química mientras se burlaban de mi. Los médicos y sus diagnósticos  el alma no se cura con fármacos ni con palabras de manual. Se cura con amor y lo único que aportan esas pastillas es sexo sucio.

Pero te hacen dormir. Si, me hacen dormir, y me dejan insensible. No me quitan el dolor pero me ahogan el pecho y, poco a poco me deshumanizan más. Que si, que todos sabíamos que tarde o temprano volvería a pasar, he aguantado mucho, he sido muy fuerte a lo largo de todos estos años. He superado y manejado situaciones con una frialdad sorprendente y, sobretodo, con sentido común. Pero lo sabíamos, no podía esconderme tanto tiempo, había lastre que soltar aunque ha escogido el momento más inoportuno.

Una mala racha tan larga no podía acabar con una alegría sino con una vuelta al origen. De vuelta al pozo de paredes viscosas, otra ves a trepar hasta la luz con las heridas abiertas. La diferencia es que esta vez sigo creyendo en la esperanza, no se, en algo.

No hay comentarios: